Ante la pandemia por COVID-19, emergió la necesidad de transformación pedagógica y tecnológica de los posgrados presenciales en educación de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab) a la modalidad híbrida. Esto representó una experiencia de innovación que contempló acompañamiento a los docentes y estudiantes, lineamientos y herramientas para la planeación, desarrollo de los espacios de clase, la adaptación a la nueva modalidad y los recursos necesarios para ello.
Como resultado, se logró una sinergia entre las coordinaciones académicas de los programas y todos los docentes, que permitió identificar tanto buenas prácticas pedagógicas como oportunidades de mejora, menguar la ansiedad que produjo el cambio obligatorio de una modalidad a otra y sus implicaciones frente al uso de tecnología, y, de manera intencionada, ofrecer un referente para los estudiantes dado el campo disciplinar en el que se están formando, a saber, la educación.
Posgrados, modalidad presencial, modalidad híbrida, transformación pedagógica, transformación tecnológica.
Desarrollar un proceso de transformación pedagógica y tecnológica de los posgrados presenciales de la FCSHA a modalidad híbrida, mediante el diseño y aplicación de lineamientos para el alistamiento, acompañamiento e implementación de las clases.
Estudiantes y docentes de posgrados presenciales.
La llegada del COVID-19 implicó cambios en todos los ámbitos de la vida, en el educativo representó el reto de mantener la calidad de la formación, la motivación y comunicación en los procesos de interacción, enseñanza y aprendizaje entre estudiantes y docentes, pero ahora en modalidad híbrida.
Desde la Coordinación de Posgrados y Coordinación Académica de los programas presenciales en educación de la Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes (FCSHA) de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, se vio la necesidad de planear cuidadosamente el tránsito de la modalidad presencial a una mediada exclusivamente por tecnología, en atención a la preocupación e incluso temor manifiesto por docentes y estudiantes, frente al desarrollo de sus clases, ahora en modalidad híbrida, y de cómo aprender a utilizar diferentes herramientas tecnológicas.
Se detectó que no solamente era necesario tener una preparación en el manejo de la tecnología y de una nueva modalidad; sino también, se precisaba contar con unos lineamientos sobre cómo desarrollar las clases en modalidad híbrida, que permitieran tener un lenguaje común entre el equipo de docentes para garantizar la continuidad y calidad de la formación, cumplir la promesa de valor con que se ofertan los diferentes programas, disminuir la ansiedad entre estudiantes y docentes, y preservar esa relación cercana entre el profesor, los estudiantes y el personal administrativo, que normalmente se daba en el entorno físico de la universidad, al cual era imposible retornar a causa del COVID-19.
La necesidad de esta práctica radicó en planear cuidadosamente el tránsito de la modalidad presencial a una mediada exclusivamente por tecnología. El proceso de planeación estuvo motivado también por la preocupación, e incluso temor manifiesto de los docentes, frente a cómo mantener esa calidad, motivación y fluidez en el desarrollo de sus clases, ahora en modalidad híbrida, y de cómo aprender a utilizar diferentes herramientas tecnológicas para dinamizarlas.
En atención a que la llegada del COVID-19 implicó cambios en todos los ámbitos de la vida, en el educativo se presentó el reto de mantener la calidad de la formación, la motivación y comunicación en los procesos de interacción, enseñanza y aprendizaje entre estudiantes y docentes.
Desde la Coordinación de Posgrados y Coordinación Académica de los programas presenciales en educación de la Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Artes de la Universidad Autónoma de Bucaramanga se consideró importante planear cuidadosamente el tránsito de la modalidad presencial a una mediada exclusivamente por tecnología. Esto implicó guiar a los docentes en el alistamiento de sus sesiones de clase, dada la alta concentración de horas continuas en este nivel de formación, para el caso de especialización: 8 horas y maestría: 12 horas, concentradas los días sábados, por 16 semanas.
Uno de los espacios de trabajo con los docentes fue un taller denominado “Asesoría pedagógica para clases de posgrados mediadas con TIC”, a través del cual se les compartió el formato de planeación, se explicó cómo diligenciarlo, se experimentaron diferentes herramientas y actividades para simular el ambiente híbrido, semejante al que se esperaba que ellos como docentes generaran en sus clases. Desarrollar el taller de esta forma, les posibilitó a los docentes vivenciar las indicaciones que estaban en el papel sobre cómo hacer una transformación pedagógica y tecnológica; además, ponerse en el rol de estudiantes en la modalidad híbrida.
Otro espacio de socialización con docentes correspondió a las reuniones generales en las cuales se conversaba con ellos sobre sus inquietudes, temores, propuestas y, con su participación, se construyeron dos documentos con orientaciones para el desarrollo de las clases sincrónicas remotas, uno para docentes y otro para estudiantes.
Tales orientaciones buscaban compartir recomendaciones para construir entre todos el mejor ambiente posible para hacer frente a los cambios de manera propositiva y, especialmente, continuar enseñando, aprendiendo y disfrutando. Estas orientaciones se organizaron en tres momentos: antes, durante y después de la clase, y consideraban aspectos como la participación, la disposición del espacio de trabajo, el uso de la cámara y el micrófono, el manejo de herramientas, la puntualidad y los tiempos de receso, por resaltar algunos.
La práctica no ha recibido ningún reconocimiento a la fecha.
Quienes deseen acceder a todos los recursos referenciados en la experiencia, pueden hacerlo a través del siguiente enlace: https://drive.google.com/drive/u/3/folders/1BaUe3Ls8u7D2LRenP5Tb0Tnom-HMQsIt
Se realizaron dos sondeos a los estudiantes, en mayo y octubre, respectivamente, los cuales evidenciaron que de manera general valoraron como favorable la experiencia vivida en las clases en modalidad híbrida, la distribución entre los espacios sincrónicos y asincrónicos, el balance entre los espacios de estudio independiente y los de clase magistral, así como entre las actividades grupales e individuales.
La organización de la clase fue considerada como excelente, lo que refleja que la planeación y la asesoría pedagógica realizada previamente tuvo un impacto positivo tal como se esperaba. Los resultados denotan un aumento en la opción excelente, dentro de la escala de valoración de todos los criterios evaluados.
Esto permite evidenciar que: se revisaron y atendieron las sugerencias realizadas por los estudiantes, producto de su vivencia en modalidad híbrida durante el primer semestre de 2020; se ha alcanzado un nivel de apropiación mayor en la implementación de esta modalidad, producto de la experiencia de los primeros meses, las estrategias de socialización y sensibilización, y las asesorías pedagógicas.
Frente a la incorporación de la tecnología por parte de los docentes, se destaca una alta valoración, lo que indica que los espacios de asesoría, así como de capacitación en herramientas, plataformas y recursos web 2.0 les dio la confianza necesaria para hacer una transferencia exitosa de estas a las clases en la nueva modalidad, habilidad que se ha mantenido como se evidencia en los resultados del segundo sondeo.
De igual manera, los estudiantes reconocen que su manejo de la tecnología fue satisfactorio y les permitió gozar de buenos espacios de interacción en los que la calidad de la formación y el cumplimiento de los propósitos de formación mejoró en el segundo semestre de 2020, lo que indica que de parte de los estudiantes ha habido un proceso de adaptación, transformación y comprensión frente a la modalidad híbrida.
Tal adaptación, transformación y comprensión de los estudiantes frente a la modalidad híbrida también se evidencia en la escogencia sobre el modo en que desean continuar sus estudios: en mayo el 45,5 % de los estudiantes prefería mantener la modalidad híbrida y el 36,4 %, regresar a la presencialidad; en octubre de 2020, estas cifras cambiaron: subió a 60,7 % el porcentaje de quienes desean continuar en la modalidad híbrida y bajó a 21,4 % la selección de quienes optan por la presencialidad.
El cambio puede obedecer al miedo y necesidad de cuidado que generan las altas tasas de contagio del COVID-19, tal como lo afirman algunos estudiantes: “Me gustaría que fuera presencial el próximo semestre, pero si hay condiciones por el COVID-19, lo tomaría híbrido”, estudiante 8; “Desde casa uno se siente más seguro por la bioseguridad”, estudiante 41. También es producto de que se haya generado una experiencia organizada, agradable, pedagógicamente intencionada y participativa, tal como lo manifiestan los estudiantes: “Exalto a todo el equipo de trabajo que supo encauzar el proceso y llegar a feliz término. La universidad ha estado a la altura de la contingencia, los problemas de conectividad son ajenos a la universidad y los profesionales de la educación”, estudiante 69; “Tomando las clases desde casa me he sentido excelente, pues es un espacio nuevo para mí y, sinceramente, he sentido que los docentes han dado lo mejor de cada uno de ellos para emplear diferentes recursos tecnológicos para hacer más amena la clase y la explicación”, estudiante 17.
Además de las preguntas cerradas, descritas anteriormente, se dio espacio a los estudiantes para que expresaran su sentir frente a la experiencia vivida al tomar sus clases de manera sincrónica remota. Dentro de las apreciaciones recogidas se destaca, de manera general, cómo los estudiantes valoraron los esfuerzos de los docentes y de la institución para atender la contingencia, mantener la calidad de la formación y ofrecer otro tipo de conocimientos que sirvió como ejemplo para quienes se desempeñan como docentes. Al respecto, el estudiante 36 expresa: “Considero que los docentes reajustaron sus clases de manera efectiva, logrando que estas fueran dinámicas. Además, las clases remotas también me permitieron conocer estrategias aplicables a mi ejercicio docente, especialmente, en este momento de educación remota”. Esto se reafirma con lo expuesto por el estudiante 25: “Creo que la universidad abordó bien esta situación, y al final fue una buena práctica”.
Resultó satisfactorio reconocer las apreciaciones de estudiantes que manifestaban su temor inicial a emprender o continuar su formación en una modalidad remota, pues precisamente su selección por los programas formativos se había basado en que se desarrollarían de manera presencial. Un ejemplo de ello es lo expresado por el estudiante 15: “Fue excelente, una modalidad a la que nunca esperaba acudir, pues me gusta lo presencial”.
Con el fin de recoger las respuestas de todos los estudiantes, frente a lo que más les gustó de las clases en modalidad híbrida, se elaboró un gráfico de frecuencia de palabras. En el proceso de evaluación de la experiencia de transformación a la modalidad híbrida también participaron los docentes, quienes valoraron como buena su experiencia frente al proceso de rediseño de sus clases y desarrollo de las mismas en la nueva modalidad, así como la distribución de los espacios sincrónicos y asincrónicos, el balance entre actividades orientadas o de trabajo independiente y aquellas grupales e individuales.
También se les preguntó sobre el manejo que le dieron a los recursos tecnológicos, la calidad de la formación, los espacios de interacción con los estudiantes, el cumplimiento de los propósitos de formación y la integración de la plataforma TEMA, aspectos que también fueron valorados de manera positiva, especialmente lo relacionado con mantener el cumplimiento de los propósitos de formación, lo que denota su compromiso, su conocimiento del área y disposición a atender las orientaciones que les permitieron materializar la transformación pedagógica y tecnológica esperada.
Metodología mixta, dado que se recogieron datos a partir de instrumentos de recolección (sondeos de percepción, grupo focal) con preguntas cualitativas y cuantitativas.
La experiencia, que continúa desarrollándose, ha sido reconocida como exitosa por estudiantes y docentes de los diferentes posgrados, puesto que logró mantener la calidad formativa de los programas, generó expectativa y motivación, abrió espacio para la generación de nuevos aprendizajes más allá de los establecidos en el plan de estudios, ayudó a hacerle frente de manera positiva a la coyuntura que trajo consigo la pandemia y fue determinante para que los estudiantes tomaran la decisión de continuar sus estudios, a pesar de que para muchos de ellos una de las razones por las que seleccionaron inicialmente sus programas de posgrado obedecía a que se desarrollaban en modalidad presencial.
A partir del primer proceso de evaluación de la experiencia, fue posible implementar acciones de mejora para el segundo semestre del 2020 relacionadas con la distribución de los tiempos, mayor detalle en las orientaciones de las actividades, uso de nuevas herramientas tecnológicas y valoración del desempeño de los docentes, lo que permitió realizar ajuste en la asignación e implementación de planes de mejoramiento de los docentes a partir de los resultados de la evaluación realizada por los estudiantes.